Apreciables aficionados, bienvenidos una vez más a esta columna deportiva. Veamos cómo pinta el escenario para esta jornada de futbol.
A temblar Leones, una vez más sentimos la tristeza al mirar a un equipo querido de Guadalajara al fondo de la tabla y a un paso del infierno. Los Leones Negros no logran salir del fondo y están temblando nuevamente. Las Márgaras les dieron un duro golpe al vencerlos con sus ya clásicas victorias por la mínima diferencia. Y es que un 2-0 suena a goleada para un equipo que tiene serios problemas para anotar. Más allá de fijarse en qué equipo pierde o si las Chivas lo hacen bien o mal, deberían de poner atención en sus propios errores. Carecen de gol, defienden bien pero son pobres al ofender. Salvo la figura de Fidel, que se ha convertido en el goleador del equipo, carecen de un ataque sólido. Esperemos que puedan retomar el buen camino.
Hablando del descenso, este fin de semana nos espera un partido atractivo y con el morbo incluido. Chivas en contra de Veracruz es un duelo clave en esta lucha por no pisar el infierno de la segunda división. El Tiburón, que siente que ya tiene el boleto pagado para quedarse, enfrenta a unas Chivas que buscaran cambiar su ataque para salir de la zona de peligro. En teoría las Chivas tienen un plantel muy superior al del Veracruz. Esperemos que con el cambio que pretende hacer “Chepo” en el ataque puedan obtener la victoria y callar las mandíbulas de un Tiburón que ha estado muy hablador últimamente.
Finalmente cerraré con la gran crisis que está manchando nuestro balón. Y es que los hombres de negro se están llevando el espectáculo. Al parecer los árbitros se están quedando muy cortos en su función y esto afecta directamente el resultado de los encuentros. ¿Será que están poco preparados y la presión a la que se enfrentan está por encima de su capacidad? O hace falta la mano dura de una comisión que se cansa de excusarse y prometer que mejorarán. No olvidemos que el protagonista más grande de la última final fue ¡el árbitro! De verdad hago un llamado a que nuestros árbitros se desempeñen con el profesionalismo que se merece la afición y nos permitan ver un espectáculo que pueda ganar quien juegue mejor y no quien haya sido beneficiado por la incapacidad de un incompetente con un silbato. ¡Buen fin! ¡A disfrutar!
